CURADORES: Cecila Rabossi; Andrés Duprat
Desde el 18 de abril de 2023, Sala 42, segundo piso.

 


Augusto Ferrari en la colección del Bellas Artes es la primera exposición individual que el Museo dedica a la obra de este pintor, arquitecto y fotógrafo nacido en San Possidonio, Italia, en 1871, y que vivió en la Argentina hasta su muerte, en 1970. La muestra pone de relieve dos de las series fotográficas que integran su vasta producción y que fueron donadas al Museo por sus hijos, León y Susana Ferrari, en 2004. Estas series se centran, por un lado, en los desnudos realizados en Italia entre 1922 y 1925, y por otro lado, en las escenas y los modelos fotografiados por el artista en Buenos Aires durante 1917, utilizados en el programa iconográfico de la Iglesia de San Miguel Arcángel, en el centro porteño. 

La exposición se propone indagar sobre los usos de la fotografía en la obra de Augusto Ferrari, más allá del valor artístico que poseen estas imágenes. En el caso de los desnudos, muchos de estos sirvieron para la realización posterior de piezas o se convirtieron en el motivo central de pinturas y dibujos. En el proyecto de San Miguel, cada una de las imágenes es una puesta en escena. Como señaló Luis Felipe Noé en un texto sobre Augusto Ferrari publicado en 2003, “el espíritu lúdico se observa en su doble referencialidad: piensa a la fotografía como pintura o en función de esta y estructura a la pintura en base a fotografías previas”. 

Ataviados según los roles que interpretan en los temas bíblicos que el artista pintó en los muros, la bóveda y la cúpula de la iglesia, los personajes sostienen objetos domésticos que simulan espadas, balanzas y ménsulas, entre otros, que fueron reemplazados en la representación pictórica por los elementos o atributos reales. Las posturas de los retratados guardan relación con los espacios arquitectónicos que habitan. Las escenas registradas hicieron su pasaje al muro a través de la cuadrícula, un sistema que permite llevar a una mayor dimensión la imagen por representar. Las fotografías, además, muestran los vestigios de uso por parte del artista.

León Ferrari dialoga con su padre al infiltrarse en la exposición con la obra Unión libre, de la serie Braille. El poema homónimo de André Breton, traducido por Aldo Pellegrini, interviene en escritura táctil uno de los desnudos que fotografió Augusto, gesto que fusiona ambas producciones.

Cecilia Rabossi – Andrés Duprat

Curadores


El encargo para decorar la Iglesia de San Miguel Arcángel le llevó al artista y arquitecto Augusto Ferrari cinco años (1917-1922). En ese espacio de recogimiento y oración, puso en marcha un plan integral que incluyó desde la reforma de la fachada hasta la decoración interior del edificio.

En los estudios previos para las pinturas que realizaría, la fotografía fue un recurso fundamental. Si bien estas imágenes son un valioso testimonio para reconstruir las vivencias durante el proceso de trabajo, en Augusto Ferrari el uso de la fotografía era una práctica habitual, como para otros artistas lo eran los bocetos y los croquis. 

Primero, teniendo en cuenta la estructura arquitectónica de la iglesia, y antes de efectuar la toma, delimitaba los encuadres y guiaba a los modelos en extrañas posturas ‒planeadas de antemano‒ para recrear distintos episodios del Antiguo y del Nuevo Testamento. Transformaba el taller en un gran palco escénico, donde se construían las distintas escenografías. 

Después, el artista se apropiaba de las imágenes ya reveladas sobre papel y las intervenía con trazos en rojo y negro. Cada una era así portadora de las huellas de la faena: marcas de clavos, manchas y roturas. También eran soporte del trazado de cuadrículas, un método que le permitía traspasar el dibujo al paño murario agrandando la imagen proporcionalmente sobre la bóveda. 

Pero las fotografías no solo fueron un medio para proyectar sus pinturas murales, sino que también le permitieron llevar adelante sus búsquedas estéticas. Es el caso de la serie Desnudas, para la que Augusto Ferrari convocó a campesinas como modelos durante un viaje a Venecia. 

No era la primera vez que tomaba el cuerpo desnudo como uno de sus objetos de estudio. Fotografiadas en momentos íntimos como el baño o la toilette, las mujeres lucen mantos que cubren parcialmente sus cuerpos o se presentan sin ropas, en diálogo con la naturaleza y con una gran dosis de sensualidad. Ellas son vistas a través de la cámara de Augusto Ferrari, testigo al igual que nosotros de esos breves momentos privados.

 

Patricia V. Corsani

Área de Investigación

Museo Nacional de Bellas Artes



 

 


Sobre Augusto César Ferrari (1871-1970)

Augusto César Ferrari nació en 1871, en San Possidonio, Módena, Italia. Fue arquitecto, pintor y fotógrafo.

Estudió arquitectura en la Universidad de Génova. Por decisión propia, cursó estudios de pintura en la Academia Albertina, y de estilos antiguos y modernos en el Museo Industrial, ambas instituciones de Turín.

Colaboró con su maestro, Giacomo Grosso, en varios panoramas y, en 1910, realizó  uno dedicado al terremoto de Messina.

En 1914, emigró a la Argentina. Se casó con Celia del Pardo, con quien tuvo cinco hijos, entre ellos, León Ferrari. Decoró la Capilla del Divino Rostro en Buenos Aires y compuso los panoramas de las batallas de Salta y de Tucumán para el Centenario de la Independencia de 1916.

Entre 1917 y 1922, reformó y decoró, con pinturas murales, la Iglesia de San Miguel Arcángel en la ciudad de Buenos Aires. Se valió de la fotografía como auxiliar en la realización de este proyecto iconográfico.

Construyó gran parte de su obra arquitectónica en Córdoba, donde edificó la Iglesia de los Capuchinos, además de casas en Villa Allende.

Murió en 1970, a los 99 años, en Buenos Aires.

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